En esta ocasión vamos a estudiar una nueva contradicción Bíblica que parece decir que Jesús se contradijo en dos ocasiones que hablaba con sus discípulos. Vamos a intentar descubrir que es lo que ocurre en esta ocasión y qué es lo que Jesús trataba de decirle a sus discípulos. Una vez más, recordamos que esta contradicción la rescatamos de esta página web. Comencemos:
Los versículos son los siguientes:
Juan 15.15
15 Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes.
Juan 16.12
12 »Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por ahora no podrían soportar.
La supuesta contradicción sería que en Juan 15 Jesús le está diciendo a sus discípulos que todo lo que oyó decir a su Padre (Dios padre) se lo ha dado a conocer a sus discípulos, sin embargo, un poco más adelante en la historia, Jesús le dice que aún le quedaba muchas cosas por decirles que aún no podían soportar. El que descubrió esta contradicción supone que cuando Jesús dice que todo lo que a su Padre oyó decir se lo ha dado a conocer a los discípulos significa que todo lo que sabe el Padre lo sabían los discípulos. Pero veremos por qué esto no es correcto:
Tres en uno. Tenemos que sobrevolar un poco, por la superficie, rápidamente, uno de los mayores misterios de la naturaleza divina: La Santísima Trinidad. Este concepto dice a muy grandes rasgos que Dios es un sólo ser y tres personas al mismo tiempo. Cada una de esas tres personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) es Dios enteramente, con todas sus capacidades plenas, ninguna es mayor que la otra y ninguna está por encima, pero cada una tiene un papel especial en la redención del ser humano. El Padre creó todo lo que existe, el hijo salva a la humanidad por medio de su sacrificio y el Espíritu Santo vive en nosotros y nos pone en comunión con Dios, es Dios viviendo en nosotros. Dios crea convive y está en nosotros.
Centrándonos en la relación del Padre y del Hijo, el Hijo pone todo lo que tiene a los pies del Padre y el Padre pone todo lo que tiene a los pies del Hijo, su relación es perfectamente completa. El Hijo es Dios, el Padre es Dios, pero el Hijo no es el Padre y el Padre no es el Hijo. El Hijo obedece al Padre y el padre lo glorifica. Sin duda es un misterio por qué parece ser que el Padre sabe cosas que el Hijo desconoce (Mateo 24:36) pero lo que está claro es que la voluntad del Padre es la voluntad del Hijo y que el Hijo y el Padre son todo Dios.
Todo lo que a mi Padre le oí decir. Esta expresión corrobora la íntima relación de Jesús con su Padre y su omnisciencia. Y Jesús entonces, un poco más arriba en el texto, describe de una manera impresionante una realidad espiritual preciosa: Dice de que de la misma manera que el Padre le amó a Él, así nos amó Jesús, y que de la misma manera que Jesús obedeció a su Padre nosotros debemos obedecerle a Él. Jesús en estas sencillas palabras nos incluye en la relación que Él tiene con su Padre y a continuación nos dice que la obediencia que debemos mostrar es el amor mismo y que no hay mayor amor que se pueda dar (por lo tanto mayor obediencia, al Hijo, por lo tanto al Padre) que dar la vida por sus amigos (tal y como hizo Jesús) Los amigos, por tanto, somos nosotros, el que da la vida Jesús y su acto de obediencia al Padre es el amor mismo. Es un círculo perfecto. Entonces Jesús dice algo aún más impactante que todo lo anterior, pues como el Padre le amó, Él nos ama. Como Él obedece, nosotros debemos obedecer y lo que el Padre dijo el nos lo da a conocer.
Y aquí tenemos que darnos cuenta de la diferencia fundamental que Jesús hace entre decir y dar a conocer. Jesús es el Verbo de Dios «y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios» y es la acción misma de su palabra llevada a cabo. Dios Padre fundamentalmente habló en todo el antiguo testamento «de muchas maneras» pero con la llegada de Jesucristo «el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa» todo lo que el Padre había dicho el Hijo nos lo da a conocer, nos lo muestra. Dejamos de oírlo y ahora «nuestros ojos lo ven». Jesús aquí no está diciendo que todo lo que sabe el Padre lo sabe Él y por tanto nosotros. Esta mostrando la hermosa y poderosa relación que por medio de Él mismo está tendiendo entre la humanidad y Dios mismo. Está diciendo básicamente que «Él es el camino al Padre» y a todo lo que el Padre es.
El Espíritu Santo. Y hemos dejado lo mejor para el final. Sin duda. Pues Jesús sigue hablando y le dice a sus discípulos que llegará un momento en el que Él iba a irse (Hechos 1:6-14) y que eso era mucho mejor que Él se quedara. ¿Por qué? Porque Jesús dice que vendrá el Espíritu Santo ¿Y qué hará? «Pondrá la ley en nuestra mente y la escribirá en nuestro corazón y Él será nuestro Dios y nosotros seremos su pueblo» «Convencerá al mundo del error» y más relacionado con el tema que estamos tratando y que llega a ser como una explosión maravillosa e impresionante en cuanto a lo perfecto que es el plan de Dios: «él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir. 14 Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes. 15 Todo cuanto tiene el Padre es mío. Por eso les dije que el Espíritu tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.» El Espíritu Santo añade un nivel más de profundidad de la relación que Dios nos proporciona: El Padre nos habla, Jesús se muestra a nosotros y el Espíritu nos guía. Por eso los discípulos «no podrían soportar» las cosas que a Jesús le quedaba por decirles, porque el «Espíritu de la verdad» Iba a mostrarles cosas que sólo con Dios son posibles de soportar.
Ante esta realidad Bíblica es evidente que el texto en cuestión no es una contradicción. Muchas veces las palabras solas no son suficientes para entender lo que dice el texto. Como siempre decimos el contexto es muy importante y mucho más importante es la verdad que subyace en las palabras de aquel que todo lo puede.
Concluimos, por tanto, que NO ES UNA CONTRADICCIÓN.
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