Llevaba tiempo sin hacer una contradicción. Se debe a que he estado en periodo de exámenes y no he tenido cabeza para nada más que para la estadística, pero (Dios quiera que definitivamente) la estadística se ha acabado así que volvemos con las contradicciones bíblicas, y esta vez lo hacemos con una especialmente curiosa: ¿Cuánto tiempo dura la ira de Dios? Es un tema controvertido, sin duda, y aunque lo vamos a abordar desde la perspectiva de esta contradicción, también vamos a estudiar un poco la idea de la ira de Dios y por qué es importante para nosotros. Antes de empezar, me gustaría recordar, como siempre, que esta contradicción la podemos encontrar en esta página web, donde además hay muchas otras.

En primer lugar, vamos a leer detenidamente los versículos que proponen desde bibviz.com como contradicciones:

La ira de Dios dura sólo un momento

Porque solo un instante dura su enojo,
    pero toda una vida su bondad.
Si por la noche hay llanto,
    por la mañana habrá gritos de alegría. Salmos 30.5

La ira de Dios dura un tiempo largo

El Señor se encendió en ira contra Israel, y los hizo vagar por el desierto cuarenta años, hasta que murió toda la generación que había pecado. Números 32.13

La ira de Dios no dura para siempre

Ve al norte y proclama este mensaje: »“¡Vuelve, apóstata Israel! No te miraré con ira —afirma el Señor—. No te guardaré rencor para siempre, porque soy misericordioso —afirma el Señor—. Jeremías 3.12

La ira de Dios dura para siempre

Por tu culpa perderás la herencia
    que yo te había dado.
Te haré esclava de tus enemigos,
    en un país para ti desconocido,
porque has encendido mi ira,
    la cual se mantendrá ardiendo para siempre». Jeremías 17.4

Edom dice: «Aunque nos han hecho pedazos, reconstruiremos sobre las ruinas». Pero el Señor Todopoderoso dice: «Ustedes podrán reconstruir, pero yo derribaré. Serán llamados territorio malvado, pueblo contra el cual siempre estará indignado el Señor. Malaquías 1.4

Luego dirá a los que estén a su izquierda: “Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Mateo 25.4

»Aquellos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna». Mateo 25.46

Contexto

Como siempre, vamos a ponernos en contexto. Es muy importante siempre tenerlo en cuenta cuando vayamos a analizar este tipo de contradicciones. No podemos descontextualizar las palabras forzándolas a perder el significado de lo que realmente están diciendo.
Cita Texto Contexto
Salmo 30.5 Porque solo un instante dura su enojopero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría. Salmo de David que canta en la dedicación de la Casa (Arca). Se trata de la expresión de una experiencia de David.
Números 32.13 El Señor se encendió en ira contra Israel, y los hizo vagar por el desierto cuarenta años, hasta que murió toda la generación que había pecado. Moisés le esta recordando a las tribus que querían quedarse al otro lado del jordán que Dios se había airado contra el pueblo por no confiar en Él tras el informe de los espías.
 Jeremías 3.12 Ve al norte y proclama este mensaje: »“¡Vuelve, apóstata Israel! No te miraré con ira —afirma el Señor—. No te guardaré rencor para siempre, porque soy misericordioso —afirma el Señor—. Jeremías en esta profecía está hablando de la infidelidad del pueblo de Israel y Judá hacia Dios. Una infidelidad enorme que, sin embargo, Dios estaba dispuesto a perdonar.
 Jeremías 17.4 Por tu culpa perderás la herencia que yo te había dado. Te haré esclava de tus enemigos, en un país para ti desconocido,
porque has encendido mi ira, la cual se mantendrá ardiendo para siempre
Dios les está diciendo a su pueblo que su pecado y su idolatría es tan grande que se lo quitará todo y su ira se mantendrá. Esta profecía es condicionada. Se verá en el capítulo 30.
 Malaquías 1.4 Edom dice: «Aunque nos han hecho pedazos, reconstruiremos sobre las ruinas». Pero el Señor Todopoderoso dice: «Ustedes podrán reconstruir, pero yo derribaré. Serán llamados territorio malvado, pueblo contra el cual siempre estará indignado el Señor. Está hablando de Edom. Los Edomitas eran descendientes de Esaú. Pueblo contra el cual Dios siempre estaría indignado. ¿La indignación no es ira?
 Mateo 25.41 Luego dirá a los que estén a su izquierda: “Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Una profecía acerca de la segunda venida de Cristo en la que Dios juzgará a aquellos que trataron bien a su pueblo y a aquellos que no.

Ya que hemos sobrevolado un poco el contexto de los versículos, vamos a destripar cada uno de ellos:

Salmo 30.5 Un punto de vista

Sin duda este versículo expresa la vivencia personal de David. Si leemos el libro de Salmos nos daremos cuenta de que muchos de ellos describen la naturaleza de Dios pero expresada desde el punto de vista de la persona. No deja de ser cierta, ya que, la manera en la que vemos a Dios es la manera en la que Dios es. Pero de la misma manera que es cierta es sesgada, borrosa, incompleta, y como en este caso, individual. En el caso de David, podemos ver a una persona bendecida en extremo por Dios y dentro de esa bendición lo que él puede decir es que parece que Dios bendice mucho más de lo que se enoja. En otros muchos Salmos David se queja a Dios porque parece que le ha dejado de lado, porque los enemigos que tienen le están acosando y porque parece que no tiene salida. Así que, sin duda podemos ver a una persona que va cambiando, y dentro de su limitadísima percepción describe a Dios conforme a sus circunstancias.

¿Podemos decir que el enojo de Dios dura sólo un instante? Podemos decirlo, porque seguramente hay situaciones en las que es así. Puede que hayan situaciones en las que la ira de Dios dure más. Pero lo que está claro es que Dios ha demostrado mucha más misericordia que ira.

Por otro lado, son muchos los lectores que piensan que en estos versículos se está hablando de una comparativa de la realidad temporal de Dios con la nuestra. Es decir, que la ira de Dios con sus hijos es como sólo un instante. Momentánea. Es el consuelo que muchos tienen (y tenemos) de que a aquél que ama a Dios le está reservada mucha más misericordia que ira.

Además el salmista también está reflejando un sentido no explícito de como Dios actúa con las personas, y es el hecho de que su consuelo llega a sus hijos de diversas maneras y que su paz es capaz de levantarnos de la amargura y del llanto de tal manera que si por la noche llorábamos, por la mañana llega la alegría. La forma de llegar a este punto es ser conscientes de la realidad de que Dios cuida de sus hijos, de que está con ellos y los protege.

Números 32.13 Castigo

En este caso vemos otra particularidad de la ira de Dios. El pueblo de Israel estaba en plena conquista de la tierra prometida y la tribu de Rubén y de Gad, que ya estaban asentadas en la porción que les tocaba de la tierra querían quedarse ahí. Josué les recrimina su propuesta y les dice que lo que estaban haciendo era desanimar al resto del pueblo, algo que también hicieron sus antepasados cuando espiaron la tierra y desanimaron al pueblo diciendo que era imposible conquistar la tierra prometida. Josué está recordándoles lo que había pasado y que en aquel momento Dios, ciertamente, se airó contra su pueblo.

Y es aquí donde debemos pararnos a observar lo que ocurrió. Pues la Biblia habla de que en el momento en el que se produjo la desconfianza del pueblo hacia Dios fue cuando Dios se airó contra el pueblo de Dios. ¿Duró su ira 40 años? Es decir, durante el tiempo que estuvo el pueblo de Israel vagando por el desierto duró la ira de Dios? ¿Dios estaba enojado con su pueblo constantemente durante este periodo?

Es importante tener en cuenta lo que pasó realmente. Y eso no lo cuenta Números 32, sino que lo cuenta Números 13. Y lo que iba a suceder realmente es que Dios iba a destruir a su pueblo por completo pero Moisés (un tipo de Jesús) le convence de que no lo haga y entonces Dios lo que hace es guiar a su pueblo por el desierto durante 40 largos años, un año por cada día que los exploradores tardaron en reconocer la tierra. En ese periodo Dios les regala la que sería llamada la Ley Mosáica. El periodo de 40 años se podría considerar como el periodo del castigo, pero más certeramente podríamos decir que esos 40 años fueron los años de la purificación y santificación del pueblo, pues en ese periodo Dios les muestra como quiere que sean. Obedientes, fieles, santos, como Él es Santo. El pueblo por lo tanto, en el periodo de 40 años estaba preparándose para poder tener alguna oportunidad en conquistar la tierra prometida, porque no tenía sentido intentar llegar a esa tierra si no tenían su confianza puesta en Dios.

¿Podríamos decir entonces que Dios estuvo enojado con su pueblo durante esos 40 años? o diría que no. Más bien parece los momentos posteriores al castigo de un padre a su hijo. Un padre cuando castiga debe mantener el castigo, pero eso no significa que siga enfadado con su hijo, y mucho menos si lo que hace durante ese periodo de castigo es enseñarle amorosamente la guía de lo que él quiere para su hijo.

Jeremías 3.12 y Jeremías 17.4 Los dos lados

Con estos dos versículos se establece un condicionante que perdura durante toda la Biblia. Realmente la esperanza de la vida eterna se puede dividir en dos partes: Los que están con Dios y los que no están con Dios. Los que reciben toda la salvación y los que reciben toda la ira. (Es importante tener cuenta que las dos caras de la moneda, en este caso es la ira y la salvación. La justicia es impartida en ambos casos, Dios no deja de ser injusto ya que el pago de la deuda para recibir la salvación de Dios fue efectuado por Jesucristo en la cruz. Por tanto aquel que recibe toda la ira está recibiendo toda la justicia, y aquel que recibe toda la salvación está recibiendo también toda la justicia). Este marco ayuda a comprender un poco a Jeremías, y por tanto a Dios.

En el libro de Jeremías Dios describe a su pueblo como una mujer que constantemente está siendo infiel con su marido, una mujer que se ha buscado muchos amantes y que ha despreciado a su marido. Su pueblo le ha despreciado, se ha ido tras dioses ajenos y se ha olvidado de Dios. A ese pueblo que se ha apartado de Dios, a esos que le han traicionado Dios les dice: «Mantendré mi ira para siempre» Pero esto no es algo nuevo. Constantemente Dios dice: Si desobedeces te castigo, si te arrepientes y vuelves a mi, te bendeciré. Y es lo que dice en Jeremías 3.12: Vuelve, Israel y entonces la ira de Dios no será para siempre. Arrepiéntete y te bendeciré.

Decir que si en una parte de la Biblia Dios dice que su ira será eterna y en otra que no, bajo condiciones totalmente opuestas, es una contradicción no tiene ningún sentido. Es más, si exploramos los alrededores más concienzudamente nos daremos cuenta de que en Jeremías 3.12 compara a Judá con Israel (el reino dividido) y lo que le dice, se lo dice a Israel, en cambio, en el versículo 4 del capítulo 17 lo que está diciendo está dirigido a Judá.

Malaquías 1.4 y Mateo 25.41 La ira

Vamos a llegar, por tanto, a un punto importante con estos dos textos, pero sobre todo con Mateo. De Malaquías baste decir que es un caso similar al de Jeremías, pero que revela parte de la ira activa de Dios, pero Mateo dice explícitamente: Apártense de mi, […] al fuego eterno. No nos vamos a poner a discutir para quién está reservado el fuego ni otras muchas cosas de este texto, pero lo que queda claro es que al igual que está la vida eterna está la muerte eterna.

Por tanto, la ira de Dios perservera contra aquellos que perseveran contra Dios. Parece contradictorio pensar en un Dios que se define a si mismo como Amor tenga tanta ira dentro. Es normal que nos resulte contradictorio pero si examinamos ligeramente como somos las personas nos damos cuenta de que quizá somos iguales ¿no? Es más, si somos sinceros y hacemos balance, si, nos airamos con las personas que nos hacen daño, pero nos airamos más profundamente con aquellos a los que amamos y nos hacen daño. El dolor y la ira que puedes sentir cuando cualquiera te hace daño no es comparable con el dolor y la ira que sentirás cuando alguien en quien confías, alguien a quien amas, te traiciona, te es infiel, te engaña. Podríamos decir incluso que la ira que sientes es directamente proporcional al amor que sientes. Si un conductor loco se salta un ceda el paso y te hace frenar de golpe te enfadarás. Si tu padre te castiga te enfadarás más y te dolerá. Si tu mejor amigo te miente el dolor y la ira serán muy grandes. Si tu marido o mujer te es infiel estarás llegando a una expresión de dolor e ira casi insuperable para el ser humano.

Bien, ahora imagina a un ser que es Amor. Él es Amor. E imagina un ser el cual se da absolutamente al completo a si mismo en amor por otra persona. Imagina a un ser que cuando ama lo hace completamente, sin medida, entregándose en cada aspecto, derramándose por la otra persona. Ese es Dios. Ese es su Amor; infinito, eterno, absoluto, inalcanzable, insuperable, incomparable. Sin duda no podemos imaginar tanto amor. Pero así es Dios. ¿Qué ira corresponderá a este amor? ¿Puedes imaginarla?

Aún así, aunque la ira de Dios es proporcional a Dios son muchos los textos que dicen: «Grande es Dios Todopoderoso, lento para la ira y grande en misericordia» Gracias a Dios porque a pesar de merecer su ira, estamos recibiendo su misericordia y aún es momento de recibirla.

Concluyo, por tanto, que la ira de Dios es justa y se expresó a lo largo de la historia Bíblica (y aún hoy) de muchas formas y en periodos de tiempo diversos. Con lo cual digo: NO ES UNA CONTRADICCIÓN.