Los versículos que vamos a ver hoy son los siguientes: [web de contradicciones]
Romanos 4.2
En realidad, si Abraham hubiera sido justificado por las obras, habría tenido de qué jactarse, pero no delante de Dios.
Santiago 2.21
¿No fue declarado justo nuestro padre Abraham por lo que hizo cuando ofreció sobre el altar a su hijo Isaac?
La página web que estamos consultando asegura que esto es una contradicción ya que en Romanos la Biblia dice que Abraham fue justificado por fe y en Santiago dice que fue justificado por obras. Veamos:
Es importante tener en cuenta que el texto de romanos viene enlazado con el capítulo anterior en el que Pablo está hablando de que no hay distinciones entre Judíos y Gentiles para Dios y que la ley mosaica (su cumplimiento) no determina quien accede a la salvación, sino que es la fe en Jesús la que justifica a las personas. ¿Por qué dice esto? Se puede ver más atrás aún, en el capítulo 2. Pablo está amonestando a los Judíos que vivían en Roma, ya que habían Judíos que estaban «obligando» a los gentiles a circuncidarse. Pablo les está diciendo que en la fe se encuentra la justificación y que no es necesario circuncidarse. A través del capítulo siguiente (el 3) va explicando que la fidelidad a Dios consiste en tener fe en Jesús, que por la ley nadie es justo y que mediante la fe en el sacrificio de Cristo llega la justificación. Entonces llega al capítulo 4 y habla de que, en efecto, Abraham fue justificado por la fe y lo fue antes de circuncidarse por tanto es padre de tanto los circuncisos como de los que no. Pero no acaba ahí la cosa, Pablo continúa en el capítulo 5 hablando de que debido a esto, el cristiano debe tener paz y alegría por tan buena noticia y sigue haciendo un resumen de como entró el pecado en el mundo por Adán y es perdonado por Jesús, pero no se para ahí, sigue su discurso; en el capítulo 6 Pablo empieza a decirnos que hemos muerto al pecado, que ya no somos esclavos del pecado y que ahora resucitamos con Cristo y estamos vivos y sigue en el mismo capítulo detallando el comportamiento de una persona que ha dejado de ser esclava del pecado y ahora lo es de la justicia y vemos versículos tan curiosos como el 15: ¿Acaso no saben ustedes que, cuando se entregan a alguien para obedecerlo, son esclavos de aquel a quien obedecen? Claro que lo son, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia. y un poco más adelante: …ofrézcanlos ahora (sus miembros) para servir a la justicia que lleva a la santidad. Tatatachán!! El mismo texto que habla de que la fe justifica, un poco más abajo dice también que la consecuencia de dicha justificación es la obediencia.
Paramos y vamos al otro versículo.
Para ver este versículo tenemos que tener en cuenta que la carta de Santiago está especialmente dirigida a Judíos. Esto no quiere decir que no debamos leerla ni entenderla, pero hay que tener en cuenta que va enfocada a los Judíos. Además ya iremos viendo que es una carta tremendamente práctica. Como antes vamos a leer un poco más atrás, concretamente en el capítulo 1.22-25
22 No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. 23 El que escucha la palabra, pero no la pone en práctica es como el que se mira el rostro en un espejo 24 y, después de mirarse, se va y se olvida en seguida de cómo es. 25 Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.
Primero Santiago está haciendo hincapié (bien porque lo ha observado de manera generalizada o bien porque simplemente el Espíritu Santo lo ha guiado a escribirlo) en que no sirve de nada escuchar la Palabra de Dios y no ponerla en práctica. Después en el capítulo 2 Santiago habla de que para Dios no hay favoritismo y que para nosotros tampoco debería haberlos y que amar a tu prójimo como a ti mismo pero tener favoritismos te hace igual de culpable porque «…el que cumple con toda la ley, pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda» (v. 10) y en el 12 también dice: 12 Hablen y pórtense como quienes han de ser juzgados por la ley que nos da libertad. Más abajo aún Santiago continúa y da la clave para desenmascarar este asunto:
14 Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe? 15 Supongamos que un hermano o una hermana no tiene con qué vestirse y carece del alimento diario, 16 y uno de ustedes le dice: «Que le vaya bien; abríguese y coma hasta saciarse», pero no le da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso? 17 Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta.
En resumen, Santiago lleva desde que comenzó la carta hasta ahora diciendo: No vayas por ahí diciendo que tu fe te va a salvar cuando realmente no te comportas como alguien que tiene fe. No basta tan sólo con creer en un sólo Dios (Un versículo muy común entre los judíos), pues «los demonios creen y tiemblan». Dice también: venga, muéstrame TU fe SIN las obras, que yo te voy a mostrar LA fe POR mis obras. (Paráfrasis mía)
Concluimos repitiendo el versículo ahora con toda la comprensión y con todo el contexto (y leyendo un poco más arriba y abajo, a veces sólo es necesario hacer eso)
20 ¡Qué tonto eres! ¿Quieres convencerte de que la fe sin obras es estéril?[d] 21 ¿No fue declarado justo nuestro padre Abraham por lo que hizo cuando ofreció sobre el altar a su hijo Isaac? 22 Ya lo ves: Su fe y sus obras actuaban conjuntamente, y su fe llegó a la perfección por las obras que hizo. 23 Así se cumplió la Escritura que dice: «Le creyó Abraham a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia»,[e] y fue llamado amigo de Dios. 24 Como pueden ver, a una persona se la declara justa por las obras, y no solo por la fe.
Santiago no dice que Abraham fuese justificado SOLO por las obras, el versículo 24 lo aclara perfectamente. Y Pablo, a lo largo de la carta a Romanos tampoco dice que la justificación de las personas venga SOLO por la fe. Las obras son consecuencia de la fe, una persona que haga obras que no estén fundamentadas en la fe en Jesús no recibirá justificación, y una persona que tenga fe que no está demostrada mediante las obras no recibirá justificación. Solo las personas que fundamentando su fe en Jesucristo «derramen» obras en su día a día son las que Dios llama sus hijos e hijas.
Un ejemplo rarillo para acabar. Si yo digo que Carlos corrió la maratón con un tenis Adidas y otra persona dice que Carlos corrió la maratón con un tenis Nike puede parecer contradictorio, pero lo cierto es que, si Carlos tiene dos piernas pudo haber corrido con ambos tenis.
Conclusión: NO ES UNA CONTRADICCIÓN.
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