Un tema que suele ser difícil de entender es el bautismo. ¿Es un símbolo? ¿Qué simboliza? ¿Por qué se hace? ¿Es necesario para salvarse? ¿Qué es el bautismo en agua? ¿Qué es el bautismo en el Espíritu? Vamos a profundizar un poco sobre este tema y vamos a intentar obtener respuestas a estas y otras preguntas.

INTRODUCCIÓN:

Definición

En el sentido más común, el bautismo es uno de los dos sacramentos que practican las iglesias cristianas protestantes. Consiste en sumergir (algunas iglesias no practican el bautismo por inmersión, sino que lo hacen por ablución o aspersión) a la persona en el agua y volverla a sacar. Este acto es una representación simbólica de la nueva vida que empieza en el bautizado, donde todo lo anterior, su vieja vida muere y él ahora resucita con Jesús en una nueva vida.

El caso es que la Biblia habla de otro bautismo, un bautismo distinto, que podemos ver en textos como Mateo 3:11 “Juan el Bautista dijo: Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, es más poderoso que yo; él os bautizara en Espíritu Santo y fuego.” Este bautismo del Espíritu Santo parece ser distinto que el bautismo clásico que hemos definido en el párrafo anterior.

El Bautismo

El bautismo de toda la vida, el que conocemos, según el acuerdo general de las iglesias Cristianas Protestantes tiene las siguientes características:
  • Lo decide la persona: Sin entrar en el tema de que somos predestinados o no, el bautismo es escogido por la persona, en un momento de la vida, cada uno hace la elección de seguir a Jesucristo es en ese momento en el que Dios empieza a habitar en tu corazón. Es por tanto, si se me permite la expresión, consecuencia de una elección humana.
  • No es sólo un símbolo: El bautismo no solamente es una representación, es algo que realmente sucede en las personas, después se realiza un ritual, que no está carente de significado, pero que no es en sí el bautismo mismo. El bautismo es el comienzo de la vida cristiana, es la muerte de nuestra vieja naturaleza y la resurrección en la nueva. Esto no significa que a partir de ese momento dejaremos de pecar y seremos perfectos, pero si significa que:
  • Es para salvación: El bautismo lo que nos salva, lo que nos limpia de pecado. Y esta frase podría hacernos caer en un error muy grave, pero vamos a aclararlo. Bautizarte no te va a dar la salvación. Somos salvos por gracia, por medio de la fe. Punto. No hay ninguna obra que el ser humano pueda hacer para ser salvo además de aceptar la gracia de Jesucristo, reconocerlo como su único y suficiente salvador y rendir su vida a su salvador. Ser bautizado por otra persona no te va a salvar. No es un salvoconducto directo al cielo y no tiene cabida pensar que usando la fórmula de bautizarte te asegurará algún tipo de salvación. No hay nada en la Biblia que nos indique que el  acto humano del bautismo no salve. Pero, podríamos decir, que el bautismo es lo que pasa cuando nos estamos salvando. Es el momento en el que nuestra vida sufre esa revolución. Cuando decidimos entregar nuestra alma al Rey de reyes. Es el proceso en el cual se perdonan nuestros pecados y somos aceptados en la infinita gracia de Jesús.
  • Es un símbolo: Pero evidentemente es un símbolo, un símbolo que tiene su sentido y su significado como decíamos antes. El bautismo, como ritual, es el testimonio exterior de nuestra fe interior. Es decir abierta y públicamente: Creo en mi Señor Jesucristo y me entrego a Él. De igual manera que casarse es el símbolo del amor entre dos personas o dar el diezmo puede ser el símbolo de la confianza plena en Dios, o entregar los sacrificios era, en el antiguo testamento, un símbolo de la confianza plena en YHVH, el bautismo es un símbolo de aceptar a Jesús. ¿Hacerlo te salva? Lucas 24.43 enseña acerca de un hombre que estuvo al lado de Jesús en la cruz, crucificado también, que en su corazón, en su alma, en su interior, fue bautizado, pues entendió, conoció y se rindió a Jesucristo. Él no fue bautizado en un ritual tradicional (como a los que bautizaba Juan) pero Jesús mismo le dijo que «hoy estaría con él en el paraíso». Multitud de veces también Jesús le decía a personas que sanaba: Tu fe te ha salvado. Como concluimos muchas veces no hay leyes en el Reino de Dios, hay consecuencias lógicas tras conocer al Eterno. Realizar el acto del bautismo es una consecuencia lógica.
  • Lo realiza una persona: Y esto es importante tenerlo en cuenta. El bautismo (en el ritual) lo hacen personas, y nosotros los cristianos, somos los llamados a realizarlo: «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;» Mateo 28:19.
  • Forma iglesia: El bautismo distingue a la iglesia de Cristo. Los textos  de Romanos 6:3 y 1 Corintios 12:13 indican como el bautismo, indican como el bautismo nos une a Cristo y nos constituye un sólo cuerpo.
  • Es en nombre de la trinidad: Tanto en Mateo 28:19 como en los textos similares se indica en nombre de quien se realiza este bautismo y es en nombre de la Santísima Trinidad.

El Bautismo por el Espíritu

El bautismo por el Espíritu es un tema muy controvertido y causa de grandes discusiones y divisiones en la actual iglesia protestante: La inmensa mayoría de las iglesias llamadas históricas (bautistas, luteranos, calvinistas, etc) afirman que el bautismo del Espíritu Santo es algo que se da en el momento de la conversión de la persona, no hay ninguna diferencia entre el Bautismo por agua y el bautismo del Espíritu. La mayoría de las iglesias pentecostales o de corte carismático afirman, sin embargo, que el bautismo del Espíritu Santo no tiene por qué darse en el momento de la conversión y que es obligatoriamente caracterizado por el don de lenguas.

Las iglesias Pentecostales y Carismáticas afirman que el bautismo por el Espíritu, o en el Espíritu, es condición previa a poder ejercitar los dones espirituales, y que, aunque una persona que ya ha sido bautizada por agua tiene al Espíritu Santo, no es sino en el momento del bautismo en el Espíritu cuando experimentan una llenura del Espíritu. Muchas de estas iglesias afirman que esta experiencia debe caracterizarse con hablar el don de lenguas. Otras, sin embargo, como la mayoría de iglesias carismáticas, afirman que no necesariamente debe darse el don de lengua, sino que cualquiera de los dones nombrados en la Biblia son evidencia del bautismo en el Espíritu.

Estas iglesias se apoyan en los textos de Joel 2.28-32 donde el profeta habla de un momento en donde el pueblo de Dios profetizaría, soñarían, verían visiones, etc. Los relatos del día de pentecostes de Hechos 2:1-13 donde el espíritu Santo descendió sobre los que estaban esperando tras la ascensión de Jesús al cielo. Los acontecimientos sucedidos en la casa de Cornelio (Hechos 10). Lo sucedido en la Iglesia de Éfeso cuando Pablo impuso las manos a los creyentes de ahí y comenzaron a hablar en lenguas y los textos en los que se describe la llegada de Pedro y Juan a la iglesia de Samaria donde Pedro y Juan hacen lo mismo que Pablo en Éfeso y los creyentes recibieron el Espíritu Santo.

En todos estos casos los que recibieron el Espíritu Santo manifestaron la capacidad de hablar en lenguas (Salvo en el caso de la Iglesia de Samaria, pero los Pentecostales argumentan que Simón el mago quería comprar el don del Espíritu al ver prodigios, seguramente estos prodigios se refería a los samaritanos hablando en lenguas) Esta es la principal baza de estas iglesias para argumentar que el bautismo del Espíritu Santo precede a hablar en lenguas.

La perspectiva de las llamadas iglesias históricas es distinta: Se basa en que el bautismo de agua es un símbolo del bautismo del Espíritu Santo. Esto lo respaldan con casos como el de Pablo, que fue bautizado (Hechos 9.18) y en primer lugar, no sucedió nada especial, y en segundo lugar, no se habla de dos bautizos.

UN LÍO BASTANTE GRANDE:

Tras analizar un poco todo esto nos hacemos un lío al intentar comprender las cosas tal y como son. ¿Dónde está la controversia? Todo lo que podemos saber del bautismo del Espíritu Santo de forma práctica está mejor explicado en el libro de Hechos, ya que de los tiempos de Jesús la Biblia dice: «39 Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.» Juan 7.39 Sin embargo, antes de leerlos es importante tener en cuenta estas palabras de Juan el Bautista:

Yo los bautizo a ustedes con agua para que se arrepientan. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Mateo 3.11

Hay una diferencia entre el bautismo con agua de Juan y el bautismo de Jesús. Juan dice que él bautizaba con agua, pera que se arrepintieran, pero que Jesús bautizaría con el Espíritu Santo y con fuego.
19 Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo recorrió las regiones del interior y llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos.

―¿Recibieron ustedes el Espíritu Santo cuando creyeron? —les preguntó.

―No, ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo —respondieron.

―Entonces, ¿qué bautismo recibieron?

―El bautismo de Juan.

Pablo les explicó:

―El bautismo de Juan no era más que un bautismo de arrepentimiento. Él le decía al pueblo que creyera en el que venía después de él, es decir, en Jesús.

Al oír esto, fueron bautizados en el nombre del Señor JesúsCuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar. Hechos 19.1-6

Aquí se puede ver que Pablo explica a los cristianos de Éfeso que el bautismo de Juan no era más que un bautismo de arrepentimiento. Pablo dice aquí que Juan daba una advertencia al que venía después, Jesús, y que creyeran en él. El bautismo de Juan hablaba de Jesús, pero no era el bautismo de Jesús. Como los cristianos solo habían sido bautizados en el bautismo de arrepentimiento de Juan se bautizaron en el nombre de Jesús.

44 Mientras Pedro estaba todavía hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban el mensaje. 45 Los defensores de la circuncisión que habían llegado con Pedro se quedaron asombrados de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre los gentiles, 46 pues los oían hablar en lenguas y alabar a Dios. Entonces Pedro respondió:

47 ―¿Acaso puede alguien negar el agua para que sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros?

48 Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le pidieron que se quedara con ellos algunos días. Hechos 10.44-48

En este relato Pedro mismo se da cuenta de algo de suma importancia, que aunque no es el objeto de este texto, lo nombramos, y es que el Espíritu también se derrama sobre los gentiles y no sólo sobre los judíos. Pero lo realmente importante de este texto es que, se refleja un matiz nuevo: estos gentiles fueron bautizados con agua después de haber recibido el Espíritu Santo, por lo tanto se establece una diferencia entre el simbolismo del bautismo y el bautismo en sí mismo. Parece ser que, al menos en este caso, el bautismo por agua puede estar refiriéndose al símbolo y el del Espíritu al cambio en el interior de las personas.

14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que los samaritanos habían aceptado la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. 15 Estos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, 16 porque el Espíritu aún no había descendido sobre ninguno de ellos; solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17 Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos, y ellos recibieron el Espíritu Santo. Hechos 8.14-17

Este texto nos revela otra sección de la naturaleza del tema que estamos tratando: En primer lugar Pedro y Juan oran para que unos samaritanos recibieran el Espíritu Santo, porque Sólo habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Después de que Pedro y Juan les impusieran las manos, ellos recibieron el Espíritu Santo.

La sentencia: «bautizados en el nombre de Jesús» (o similar) se repite en estos textos y en ninguno de los casos (aunque lo pueda parecer) de forma contradictoria. Se establece, por tanto, un padrón digno, cómo no, de las maravillas a las que nos tiene acostumbrado la Palabra Escrita de Dios.

En Hechos 19 dice que: 1- Fueron bautizados en el nombre de Jesús 2- Le impusieron las manos 3- El Espíritu Santo vino sobre ellos -4- Hablaron en lenguas En Hechos 10 dice que: 1- Recibieron el Espíritu Santo 2- Hablaron en lenguas 3 Fueron bautizados en el nombre de Jesús. En Hechos 8 dice que: 1- Fueron bautizados en el nombre de Jesús 2- Le impusieron las manos 3- El Espíritu Santo vino sobre ellos. Es impresionante comprobar que ningún caso fue igual en cuanto a lo no importante. Me explico: En lo que se suelen centrar las iglesias es en si hay que imponer las manos o si hablarás en lenguas después de recibir el Espíritu Santo, pero en los casos en los que la Biblia relata fielmente experiencias de cristianos siendo bautizados lo único que es igual en todos es que: EL BAUTISMO EN NOMBRE DE JESUCRISTO CONLLEVA A LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO Y VICEVERSA. Punto.

Pero ¿No hay más casos? Claro que si. Analicemos el caso más importante de todos: El bautismo de Jesucristo.

16 Tan pronto como Jesús fue bautizado, subió del agua. En ese momento se abrió el cielo, y él vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre él. 17 Y una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él». Mateo 3.16-17

De nuevo podemos ver los dos puntos importantes que corroboran lo dicho anteriormente. ¿Qué es lo que coincide con los casos de cristianos bautizándose en Hechos? Que Jesucristo es bautizado y el Espíritu Santo vino sobre Él. En Jesús se cumplió el estándar del proceso habitual de bautismo del ser humano. No tiene nada que ver que Dios después otorgue dones de hablar en lengua o que cuando se bautice alguien su pastor le imponga las manos, no es una cuestión de normas o de ritualismo. La importancia no está en lo que las personas hagan, está en Dios mismo morando en el corazón de las personas.

CONCLUSIÓN Y UNA IDEA

Por lo tanto mi conclusión es la siguiente: Dios estableció el bautismo como símbolo para representar de manera exterior lo que sucede en el interior de las personas cuando aceptan el Evangelio, cuando son renovadas por Jesús. No se puede decir que el Espíritu Santo venga a nuestra vida en el momento en que realizamos el acto del bautismo, pero si podemos decir que cuando aceptamos a Jesucristo como único y suficiente Salvador y eso se hace real en nuestras vidas, Dios viene a nosotros. Las consecuencias del Espíritu Santo obrando en nuestras vidas no son los dones, pues Dios reparte sus dones a su iglesia como él quiere y como sea requerido conforme a sus planes y sus propósitos que obviamente se escapan al conocimiento humano. Las consecuencias del alimento que provee el Espíritu Santo en la vida de las personas son similares a las consecuencias del alimento que provee la naturaleza a los árboles: Frutos. «22 En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, 23 humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.» Gálatas 5.22-23. Por lo tanto no debemos conocer a un cristiano por sus dones sino que «Por sus frutos los conoceréis».

Y podría acabar aquí, pero la Biblia es tan sumamente perfecta que traza líneas entre puntos que parecían inconexos que, quizás no te sirvan para establecer una doctrina o para crear teología, pero si para maravillarte en Dios y alabarle por cómo hace las cosas: En 1 Pedro 3.20-22 dice:  «20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua. 21 El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo, 22 quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.» Pedro hace una relación entre el bautismo por agua que limpia el pecado del alma del ser humano con el diluvio que limpió la maldad de la tierra, Donde Dios destruyó la inmundicia en el mundo ahora genera una buena conciencia en nosotros hacia Él mismo. Pero es que justo después del diluvio Dios le dice a Noé: «Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra» Génesis 9.11 «10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.» 2 Pedro 3.10 Dios no purificará más la tierra con agua, sino que cuando vuelva lo hará con fuego. Juan el Bautista refleja esta diferencia también cuando dijo: Yo los bautizo a ustedes con agua para que se arrepientan. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuegoLa acción del Espíritu Santo sobre nuestras vidas purifica nuestra alma, de tal manera que somos bautizados con fuego, no con agua, donde el mal vuelve a brotar, sino con fuego donde todo se consume y el Espíritu se planta en nosotros y comienza algo totalmente nuevo, sin restos de la vieja naturaleza.

La pregunta es: ¿Hemos recibido al Espíritu Santo? ¿Podemos decir que nuestra vieja naturaleza ha muerto y estamos siendo regenerados? ¿Dios ha consumido todo lo malo que hay en nuestro interior? ¿Anhelamos recibir el fuego del Espíritu Santo y que consuma todo lo que somos?