Entonces Eli le dijo a Samuel:»Ve y acuéstate, y si te llama, di:’ Habla, Señor, porque tu siervo te escucha'». 1 Samuel 3:9
En su libro Confesiones, Agustín cuenta cómo en un estado de angustia él «oyó de una casa vecina una voz, como de niño o niña, no lo sé, cantando y repitiendo muchas veces:’ Toma y lee; toma y lee; toma y lee'». No podía recordar un juego de ningún niño con estas palabras. Llorando,»Me levanté; interpretando que lo que oyó no era otra cosa que una orden de Dios de leer el libro y leer el primer capítulo que debía encontrar.» Abrió por unos versículos que se dirigían a su condición exacta (Romanos 13:13-14), y fue inmediatamente transformado.
Los escritos de grandes cristianos del pasado como Juan Calvino y William Law nos ayudan a identificar experiencias de las palabras de Dios, así como Eli ayudó a Samuel. Nos aseguran que el mismo Espíritu que entregó las Escrituras a los hombres santos de antaño habla hoy en los corazones de aquellos que se reúnen alrededor de la Palabra escrita para enseñar y aprender.
Reflexiona: Haz una listas de personas que podrían hablarte acerca de como oyen a Dios en sus vidas. No descartes a aquellas que están calladas pero comunican un tranquilo sentido de la presencia de Dios. Elije una con la que te resulte más fácil hablar y acercate a esa persona.
Dallas Willard
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