Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios;
Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. Salmo 143.10

Oyendo a Dios. Algunos dirían que es una idea presuntuosa e incluso peligrosa. Pero, ¿Debemos esperar algo más, dadas las palabras de la Escritura y la herencia de la iglesia cristiana? Como cristianos estamos en una tradición milenial de humanos que han sido dirigidos por Dios. Los antiguos israelitas oyeron la voz de su Dios hablándoles en medio del fuego (Deuteronomio 4:33). Un lugar regular de comunión e intercambio conversacional entre el sumo sacerdote y Dios fue establecido en el propiciatorio sobre el arca de Dios (Éxodo 25:22; Lucas 1:11-21)

Pero el individuo con fe entre los israelitas también clamó esperando ser enseñado por Dios (Salmo 143:10). Isaías, que tuvo experiencia de primera mano de conversar con Dios (Isaías 6), describió el proceso de esta manera:»Entonces tú llamarás, y Jehová responderá; clamarás pidiendo ayuda, y él dirá: Aquí estoy yo… El SEÑOR te guiará continuamente» (Isaías 28:9,11)

Medita: Lee Salmo 143:10 en voz alta y concéntrate en las palabras por unos minutos. Fíjate en lo personal que es esta frase:»porque tú eres mi Dios«. Disfruta de eso. Entonces pregúntale a Dios específicamente lo que necesitas aprender de su «buen espíritu«.

Dallas Willard