De Aod a Débora y Barac
Tan interesante como breve es la historia de Samgar en el libro de los Jueces. Samgar era hijo de Anat y lo único que se cuenta de él es que en una ocasión mató a seiscientos filisteos con una aguijada de bueyes.
Algo reseñable de esta historia es aclarar la idea de a qué se refiere la Biblia cuando habla de aguijada, porque tiene dos significados.
- Vara larga que en un extremo tiene una punta de hierro con que se azuza a los bueyes.
- Vara larga con un hierro en forma de ancla en uno de sus extremos que se utiliza para arar la tierra. (siendo tirado por bueyes)
Muchos dicen que era un pack. Era un palo que tenía una punta de hierro y en el otro extremo un hierro con forma de ancla. Otros dicen que debió ser el primer objeto ya que si no sería muy pesado y otros dicen que igual que Dios dio fuerza a Sansón sobrenatural, también se la pudo haber dado a Samgar para matar a 600 hombres con esta herramienta de arar.
Así que, fuera de este tema, quizá podríamos tomar la historia de Samgar como intrascendente, pero la realidad es que Samgar se vuelve a nombrar otra vez Jueces un par de capítulos más adelante. (5.6) Ahí se nos dice que en su época los viajeros abandonaron los caminos y los guerreros desaparecieron. Así que a pesar de que la Biblia dice que Samgar liberó a Israel, su liberación parece haber sido poco importante. Sí, mató 600 filisteos, pero igualmente el pueblo tras Aod volvió a ofender a Dios y entonces Dios los entregó a Jabín, un rey de Canaán que tenía 900 carros de hierro y durante 20 años oprimió a Israel. Pero Jabín no es el antagonista de esta historia. Es el jefe del ejército, Sísara el que ocupa un lugar predominante.
Débora y Barac
Así que abandonamos la historia de Samgar dejándolo como un «semi-juez» transitorio entre Aod y Débora y Barac.
Débora era profetiza y era quien gobernaba Israel, y solía estar bajo una palmera entre Ramá y Betel resolviendo disputas de los Israelitas. Un día llamó a Barac (un hombre de la tribu de Neftalí) y le dijo (por orden de Dios) que fuera al monte Tabor con 10.000 hombres de la tribu de Neftalí y Zabulón para matar a Sísara.
Barac acepta con la condición de que ella lo acompañara, a lo que ella accede, pero le advierte que por su arrogancia no recibiría la gloria de la victoria, sino que Sísara morirá a manos de una mujer.
Barac acepta con la condición de que ella lo acompañara, a lo que ella accede, pero le advierte que por su arrogancia no recibiría la gloria de la victoria, sino que Sísara morirá a manos de una mujer.
Así que reunieron al ejército y atacaron a Sísara. Sísara sacó sus 900 carros de hierro pero nada pudieron hacer contra Dios, porque los desbarató a todos y Sísara se cayó del carro y huyó a pie y mientras huía el ejército de Barac destruyó al ejército de Sísara.
Antes de que se diera lugar esta batalla, la Biblia nos cuenta brevemente la historia de Héber, un quenita (pueblo que habitaba en las inmediaciones de Canaán) que se había aislado de su pueblo y se había instalado en una encina en Zanayin (En el extremo noroeste del territorio de Neftalí, cerca de Cedes)
Ahí justamente es a donde va a parar Sísara, que se oculta en la tienda de la mujer de Héber, porque el clan de Héber tenía buenas relaciones con Jabín, el rey de Sísara. Pero que Héber tuviera buenas relaciones con Jabín no significaba que Jael, su mujer, las tuviera. Así que engañó a Sísara y le dijo que descansara y le dio leche. Y Sísara, confiado de que Jael iba a vigilar que nadie viniera se durmió.
Jael aprovechó y mientras dormía Sísara cogió una estaca que sostenía la carpa y un martillo y atravesó la sien de Sísara de un fuerte golpe. Tan fuerte fue el golpe que clavó la estaca en la tierra.
Jael aprovechó y mientras dormía Sísara cogió una estaca que sostenía la carpa y un martillo y atravesó la sien de Sísara de un fuerte golpe. Tan fuerte fue el golpe que clavó la estaca en la tierra.
Después llegó Barac y Jael le avisó y Barac vio el cadáver de Sísara atravesado por la estaca.
Este fue el comienzo del fin para Jabín, porque poco a poco los Israelitas consolidaban más su poder contra Jabín hasta que lo destruyeron. Quedando el país en paz durante 40 años.
Este fue el comienzo del fin para Jabín, porque poco a poco los Israelitas consolidaban más su poder contra Jabín hasta que lo destruyeron. Quedando el país en paz durante 40 años.
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